¡Muy buenas a tod@s!
Estos días estoy inspirada y con muchas ganas de escribir, así que he decidido darle un poquito de caña al blog y adecentarlo.
En esta entrada (que a mi me sirve de repaso) voy a explicar una historia. La historia de la pintura mural, uno de los ámbitos más conocidos y solicitados en la conservación y restauración de bienes culturales (de ahora en adelante CRBBCC).
"Lavorare in muro é il piú dolce e il piú vago laborar che sia."
Cennino Cennini, s. XIV
Pero antes que nada...¿Qué es la pintura mural?
Podemos definirla como una representación pictórica sobre un muro o una pared, pudiendo ser éste de piedra o de cualquier otro material de construcción.
Podemos calificar a las pinturas rupestres como pintura mural, siendo estos los primeros ejemplos en la historia de esta modalidad.
Esta técnica predominó durante la antigüedad (hay numerosos ejemplos de pintura mural en catacumbas de época romana y paleo-cristiana).
Incluso, llegando al Renacimiento aún gozaba de buena popularidad, dejando ejemplos como la Capilla Sixtina, o diferentes estancias del Vaticano.
Pero esta modalidad no termina aquí su recorrido, sino que prevalece durante el Barroco y el Rococó, algunas veces combinada con estucos.
Fue ya en pleno siglo XX cuando Occidente resaltó esta técnica con los trabajos de los muralistas mexicanos e hispanoamericanos, entre los que destacaron Diego Rivera y David Alfaro, entre otros.
Aunque principalmente (y sobretodo en su auge en la Edad Media) este tipo de pintura se desarrolló con un carácter didáctico y adoctrinador, pues debían servir como ejemplo para explicar a un pueblo analfabeto los mensajes y contextos religiosos que predicaba la Iglesia.
Así pues, ésta sería la evolución cronológica de la pintura mural en imágenes:
Pintura de manos en la Cueva de Altamira, en Santillana del Mar (Cantabria).
Anónimo. Pintura mural de cámara funeraria. Imperio Nuevo.
Dinastía XVIII, hacia 1500-1450 a.C.
Pintura mural en las catacumbas de Santa Priscila, en Roma (Italia).
Durante esta época el Cristianismo estuvo muy perseguido, así que la única forma de
profesar esta fe era en lugares escondidos, como en la imagen.
Anónimo. La Anunciación a los pastores. (s. XII). Pintura mural en el techo
del Panteón de los Reyes de la Basílica de San Isidoro, León (España).
Rafael Sanzio de Urbino. La Escuela de Atenas. (1509-1510).
Estancia de la Signatura, Ciudad del Vaticano (Italia).
Anónimo. Esgrafiado de la casa Jauregui, Real Seminario de Nobles.
(s. XVIII). Bergara, Guipúzcoa (España).
Diego Rivera. Epopeya del pueblo mexicano. (1929-1935).
Palacio Nacional de México, Ciudad de México (Estados Unidos Mexicanos)
Dejando a un lado la evolución histórica, vamos a ver las principales características de esta técnica y sus materiales.
Primero de todo hay que destacar que la pintura mural no es autónoma, ya que su diseño va condicionado directamente por la arquitectura. Todos los factores relacionados con el soporte arquitectónico son de vital importancia en el diseño de la obra.
Esta pintura se caracteriza por dos aspectos que otras técnicas no pueden ofrecer:
1. Poliangularidad. Permite romper el espacio plano del muro. Los diferentes puntos de vista y tamaños de plano pueden convivir en un mismo campo plástico.
2. Monumentalidad. Y no sólo por el tamaño de la pared, sino por cuestiones compositivas de la imagen.
También hay que diferenciar entre la pintura mural en Europa oriental y occidental.
En la parte occidental del continente las pinturas murales (hablando de las de temática religiosa), están presentes en el interior de las iglesias, generalmente en la zona del ábside y en algunos laterales.
He aquí un ejemplo de una iglesia de Europa occidental:
Vista interior de la iglesia de Sant Climent de Taüll, Lleida (España).
Exterior de la iglesia de Sant Climent de Taüll, Lleida (España).
Y ésta es una iglesia típica ortodoxa de Europa oriental. Las diferencias en la pintura mural son notorias:
Interior de la Biserica Sfantul Gheorghe Nou, Bucarest (Rumanía).
Exterior de la Biserica Sfantul Gheorghe Nou, Bucarest (Rumanía).
Incluso el exterior está decorado con pintura mural.
¡Y ahora, un poquito de curiosidad histórica! Pero para ello, hablemos antes del Marouflage...
Para definirlo de una forma breve, consiste en una pintura sobre tela enganchada sobre un muro o pared.
Bien, ahora que sabemos esto, vayamos a por la anécdota.
Situada en Huesca, la localidad de Bierge posee un tesoro pictórico de los que ahora empezamos a conocer como "viajeros" dado que fue arrancado, recolocado en parte, vendido en otra para posteriormente regresar parcialmente a su lugar de origen. Se trata de un ciclo de pintura mural al temple de transición románico-gótica (segunda mitad del XIII), en la que trabajaron al menos dos maestros a los que se ha denominado "primer y segundo maestro de Bierge". Su obra y estilo se extendió por esta zona aragonesa. Una parte de las pinturas, que se hallaban cubriendo los paramentos de la crujía del presbiterio, se hallan en el Museo de Arte de Cataluña.
Las pinturas fueron trasladadas a lienzo por los hermanos barceloneses Gudiol en 1949, permaneciendo en el Museo Diocesano de Huesca hasta fechas recientes en que se han repuesto al lugar donde fueron realizadas.
Gracias a estos hechos, empezó una dura crítica contra los hermanos José y Ramón Gudiol "los mayores expoliadores de pintura mural de Europa". En la crítica incluye a Don Antonio Durán Gudiol, primo de los mencionados. Los tres eran sobrinos de mosén José Gudiol Cunill fundador del museo episcopal de Vic en 1891. El expolio se lleva a cabo en 1949 (recordemos que el templo es Monumento Nacional desde 1931) con el consentimiento del obispo D. Lino Rodrigo Ruesca.
El hecho es que las pinturas se arrancaron del monumento nacional sin solicitar permiso a la Dirección General de Bellas Artes de Madrid. El coste del trabajo de los hermanos Gudiol (unas 4.000 pesetas), fue satisfecho no en metálico sino en especie, a cambio de la propiedad de un lateral de las pinturas que luego "revendieron por todo el mundo".
Las pinturas del lateral sur del templo, también arrancadas por los Gudiol, fueron vendidas en 1950 con permiso del obispo al MNAC por D. Antonio Durán Gudiol por 110.000 pesetas. En 1995, las pinturas de la cabecera de la iglesia de San Fructuoso fueron trasladadas desde el Museo Diocesano de Huesca a su lugar de origen, donde pueden ser visitadas y admiradas. Las pinturas que están en el MNAC suscitaron en 2016 acciones para intentar su devolución, que podría estar condicionada por el resultado del pleito mantenido por el abogado Jorge Español, quien podría ganar (y por el bien del patrimonio aragonés así debería ser). En ese caso, ni que decir tiene que Español podría ser considerado un profesional "apetitoso" para llevar el asunto contra el MNAC.
Proceso de arranque de pinturas murales, dirigido por los hermanos Gudiol. 1949.
Y hasta aquí una pequeña introducción a la pintura mural.
Estoy pensando en hacer otra entrada sobre esta técnica dentro de un tiempo, pero esta vez profundizando más en los materiales y las técnicas.
Y como siempre, si os pica la curiosidad sobre esta anécdota, aquí abajo os dejo un enlace interesante.
¡Nos vemos pronto!
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