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miércoles, 29 de noviembre de 2017

Limpieza y conservación de un cuadro

A los restauradores les han venido alguna vez algún conocido o conocido de conocido con la famosa frase: tengo un cuadro que me gustaría limpiar un poco. ¿Qué me aconsejas? ¿Como y con qué puedo limpiar esta pintura? ¿Cómo restauro el cuadro? A lo que uno sólo puede responder:  Ni lo toques, ni se te ocurra.
Uno siempre puede hacerle un apaño al coche, al fregadero e incluso a la lavadora. Con mala suerte podemos dejarlo peor de cómo estaba, pero siempre podrá llegar el especialista y arreglarlo o en el peor de los casos, comprar uno nuevo.  Pero una obra de arte es única en sus circunstancias, y hay pasos mal dados que no tienen arreglo posible.
Pero la técnica y medios para limpiar un cuadro, una escultura o cualquier obra de arte no son iguales de unas a otras. Cada soporte es distinto y por supuesto cada barniz es distinto. Dos cuadros de temática, técnica, factura y época similares pueden necesitar limpiezas completamente distintas. 
Muchas veces, los restauradores que no han podido realizar una estratigrafía, ni análisis químicos, tienen que mirar y mirar, y probar y probar técnicas mínimamente invasivas para no dañar la obra de arte, hasta que damos con el camino seguro. Cada obra de arte es única. Las hay que no se pueden tratar o que no merece la pena restaurar. En ocasiones te encuentras con sorpresas, como capas ocultas, soportes alterados…, de manera que tienes que improvisar y escoger otros caminos. 
Lo que entendemos por limpiar un cuadro en cada una de estas obras exige procedimientos muy distintos. Sobre el soporte de tela o madera puede haber una capa de preparación o no. La capa pictórica en unos casos es óleo, en otros acrílico y en otros pigmentos con aglutinantes varios (arena y sulfato de cal). Los barnices son también distintos: resina de Dammar, resina natural con cera, resina de poliéster y resina de almáciga. Unos barnices están oxidados, otros sólo acumulan suciedad.

¿Como limpiar un cuadro uno mismo? Pasándole el plumero y a veces ni eso. Quedan descartados paños y bayetas húmedas, señoras de la limpieza extremadamente cuidadosas, humedad, técnica de la patata y todo lo que implique subir a una escalera o descolgarlo de su sitio.

Por un lado, están las actuaciones encaminadas a Conservar en buen estado las obras. Por otro, la corrección de alteraciones sufridas por una mala conservación: la Restauración.
No está de más hablar un poco de Conservación a modo de pautas preventivas para la correcta exposición de cualquier obra de arte u objeto artístico.
·    La primera que no está escrita en lado alguno pero que debemos tener presente es el sentido común. Ya se sabe, el menos común de los sentidos.
  • Alejamiento de toda fuente que altere la temperatura ambiente, aunque sea temporalmente. Esto quiere decir que no haya muy cerca aparatos generadores de frío ni de calor. Vale, nadie pone un cuadro delante del frigorífico, pero ¿cuantos vemos encima de un radiador, sobre la chimenea, o enfrente del aire acondicionado?
  • Tampoco es adecuado la exposición a la luz del sol de manera directa. Radiaciones fuera del espectro visible y grados lux en exceso son letales. Acaban “quemando” la obra…literalmente.
  • Exceso de celo al limpiar la casa: para limpiar pintura y escultura, como mucho el plumero y con delicadeza. Por supuesto esta tarea no se la confiamos al personal de limpieza doméstico. Y vayan todos mis respetos a todas las personas que se dedican a dichas tareas. No es ya una cuestión de tener más o menos cuidado, de considerarlo propio o no. Es sólo que, si lo daña uno mismo siendo el propietario, te acordarás de ti y de tu familia. No es lo mismo que acordarse de la familia ajena.

·         Aquí también incluyo la manipulación y lo del sentido común.

  • Restos de comida. Caldo de cultivo para todo tipo de insectos, xilófagos y microorganismos. Todavía hay páginas que recomiendan pasar una patata para limpiar un cuadro. Y no, nunca se os ocurra el método de la patata. Aportas un contenido orgánico al estrato superficial, que aparte de futura suciedad, es alimento para insectos y microorganismos.
  • Almacenaje y Embalaje. La gran mayoría de obras de arte suelen estar compuestas de material de origen vegetal en sus soportes: tela, madera, hueso, marfil… etc. Son materiales que decimos siguen vivos e interactúan con el medio. Es decir, retienen y transmiten calor y humedad relativa. No es por tanto aconsejable meterlas en bolsas de plástico superselladas en el desván de la abuela lleno de humedad. Las obras de arte tienen que respirar y transpirar, sobre todo en el reverso.
  • En cuestión de soportes de tipo celulósico como acuarelas, fotografías, serigrafías  y cartones evitar materiales similares (papel, cartón) que tengan un Ph o acidez distintos.
  • Hablar con un profesional cuando empiece a ver que algo va mal. Consiga que le vayan a ver sin coste y que le den una opinión seria y fiable. Siempre es mejor coger a tiempo una alteración cuyo tratamiento de restauración es menor, que cuando los daños son ya irreversibles.


Y esta es la parte para los restauradores:

Si os han encargado la limpieza de un cuadro (generalmente pintado al óleo), la mejor manera de hacerlo es con un isopo, que incluso podemos fabricar nosotros mismos y con una mezcla de etanol y agua destilada. Primero, la mezcla se compondrá de un 50% etanol y un 50% de agua destilada.
Para hacer esta mezcla, se pondrá un poco de cada líquido en envases de cristal diferentes (que tengan un cierre hermético), así luego, en un tercer recipiente de cristal se hace la mezcla de ambos líquidos.
Para proceder a limpiar, se moja el isopo en la mezcla y con movimientos circulares y suaves, se empieza a pasar el isopo por una pequeña zona del cuadro, a poder ser una zona oscura.
Esperamos un rato para ver que la mezcla no afecta de forma negativa a la pintura. Si una vez pasado este rato la pintura no reacciona mal, proseguimos con el resto de la obra.
Pero es muy importante hacer siempre esta prueba en una zona muy pequeña.

También es importante tener en cuenta que, a medida que avancemos con la limpieza, habrá que disminuir el uso de agua destilada, puesto que es muy abrasiva y podría dañar la obra.

                               

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